8 de noviembre de 2022

El Jeep Willys y su papel en la industria cafetera colombiana

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Entre imponentes montañas con pendientes pronunciadas se encuentran la mayoría de las fincas cafeteras en Colombia. Tradicionalmente, los granos de café recolectados tenían que emprender viajes por caminos estrechos y escabrosos que se perdían entre la vegetación, cubrían largas distancias y servían como canales únicos de comunicación entre las fincas y los cascos urbanos.

Mientras la industria cafetera en Colombia daba sus primeros pasos, se desarrollaban en el mundo avances tecnológicos en el marco del conflicto bélico más grande de la historia que permitían acceder a terrenos desconocidos y reducían significativamente los tiempos de desplazamiento. El Jeep Willys fue producto de estos avances y desde su introducción en Colombia ha sido una pieza fundamental para la cultura cafetera

Para conocer más sobre la historia de estos 4×4 y su papel en la industria cafetera colombiana, hablé con Juan García, Mauricio Jaramillo y Hugo Sabogal. Continúa leyendo para saber qué me dijeron. 

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Jeep Willys en Colombia

El nacimiento de una leyenda 

El Willys jugó un papel decisivo durante la Segunda Guerra Mundial y surgió de la necesidad que padecía el ejército estadounidense de un vehículo multipropósito, versátil, liviano y de ágil producción para ser enviado a las zonas de combate. El producto final fue resultado del trabajo realizado por las compañías Bantam, Ford Motor Company y Willys-Overland Motors.

Sobre el origen de su nombre, existen diferentes versiones. La más popular atribuye su nombre a las letras GP, que comprenden las iniciales de la descripción comúnmente dada a este vehículo, General Purpose Vehicle (Vehículo de propósito general) y que pronunciadas en inglés desencadenan en el sonido Jeep. Más adelante, este nombre fue adaptado en Colombia y transformado a Yipao. Incluso, a los conductores de estos vehículos se los conoce como yiperos.  

Si bien los objetivos que se pretendían alcanzar con la creación de este vehículo eran de interés militar, Willys registró el nombre Jeep después de la guerra y convirtió el vehículo en un todoterreno para uso agrícola. 

Los Jeep civiles fueron comercializados bajo las siglas CJ (civilian Jeep), siendo el CJ-2A el primero en ser fabricado, en 1945. El CJ-3B, fabricado en 1953, fue conocido como “tapa alta” o “trompialto” y en Colombia marcaría un nuevo inicio para la cultura cafetera del país porque fue el primero en llegar en grandes cantidades.

Yipao como medio de transporte en Colombia

La popularidad del Jeep Willys 

Las razones que hicieron del Willys un vehículo tan popular fueron principalmente sus características técnicas. Su desempeño en terrenos difíciles era casi inigualable y sus dimensiones y sencillez mecánica hacían de él un vehículo amigable para sus conductores. 

La ignición del Willys se encontraba a una altura que le permitía fácilmente cruzar lodazales y ríos de baja profundidad sin ahogar su motor, su transmisión 4×4 daba mayor agarre en terrenos difíciles y sus dimensiones, diseño rectangular y parabrisas abatible lo hacían un vehículo fácil de transportar. 

Las versiones civiles del Jeep Willys fueron comercializadas exitosamente en diferentes regiones del mundo y Colombia fue uno de los mayores compradores internacionales.Tal como sucedía en los lejanos años de la guerra que les dio origen, prácticamente cualquier arreglo es posible en campo con herramientas tan básicas como un gato, un alicate y un destornillador, a diferencia de los vehículos de última generación”, afirma Juan, un restaurador e investigador de la historia de los Jeep. 

Las condiciones bajo las que el Jeep Willys llegó a Colombia eran ciertamente diferentes a las de la Europa pero los terrenos y desafíos propios del país no eran tarea fácil para otro vehículo.

Se convirtió en una herramienta fundamental para el campo colombiano y el gremio cafetero. Incluso, algunas comercializadoras de café realizaban intercambios en los que se canjeaba café por vehículos Willys.

Juan cuenta que “la empresa Leonidas Lara e Hijos importó los primeros Cj3 y después crearon su ensambladora en Bogotá. Ellos acordaron con la Caja de Crédito Agrario, Industrial y Minero y con la Federación Nacional de Cafeteros planes para financiar los Jeeps a los cafeteros o cambiarlos por café”.

“Rápidamente se volvieron muy comerciales y populares por su doble transmisión (4×4), tamaño, peso, sencillez de su mecánica y fácil mantenimiento. Hay que tener en cuenta la infraestructura vial de la época, estos vehículos nunca antes vistos eran perfectos para transitar en ese escenario”, afirma Mauricio, un apasionado de estos vehículos. 

El Jeep Willys en la cultura cafetera

El Eje cafetero colombiano, el nuevo hogar del Jeep Willys

El esfuerzo realizado por un grupo de personas en las zonas montañosas del eje cafetero y Antioquia, una región privilegiada por sus condiciones climáticas y riqueza natural, hizo de esta zona uno de los centros de producción de café más importantes del país y el mundo. 

Ahí se implementaron prácticas agrícolas entre las que se destaca la producción artesanal de café y se desarrolló una cultura única derivada de la adaptación e interacción armónica de varios pueblos, entre ellos y con la naturaleza. La originalidad de esta cultura se ve manifestada en muchos aspectos de la región como la arquitectura, el vestuario de su gente, la música y la gastronomía. 

Algunas figuras jugaron un papel fundamental en la creación de la cultura cafetera de esta región, entre ellas se destaca el arriero y la mulas que, además, son la imagen representativa del Café de Colombia. Ellos cumplían la función de transportar café desde las fincas hasta los cascos urbanos y son representantes del esfuerzo y la dedicación de los caficultores.

El Yipao, tras su llegada, desempeñó un rol multipropósito en la región. Empezó a transportar café, alimentos y personas, en consecuencia, llegó a convertirse en un medio de transporte público y en un espacio en el que los vecinos interactúan durante el trayecto entre sus fincas y el pueblo. 

“Al contar con vehículos motorizados, se hizo más ágil el transporte de las cosechas hasta los puestos de acopio en las principales cabeceras municipales de las zonas productoras. Igual que las mulas, los Jeep Willys se convirtieron en un importante aliado económico y logístico para los productores cafeteros”, afirma Hugo, periodista y creador del podcast Vivir Café

Según Mauricio, los modelos que más se ven en las regiones cafeteras son “los CJ2A y CJ3A, llamados coloquialmente “tapa bajita”; los CJ3B, conocidos como “trompialtos”, y los CJ5 y CJ6 (corto y largo, respectivamente) y apodamos como “orejeperros”.

La originalidad de esta región posibilitó que 47 municipios de los departamentos de Caldas, Risaralda, Quindío y Valle del Cauca conformen el paisaje cultural cafetero declarado desde el 2011 como patrimonio mundial por la UNESCO. Entre sus figuras representativas quedó incluído, por supuesto, el Jeep Willys.

Además, en el 2020, el Congreso de la República de Colombia expidió la ley 2057 que declara al Yipao y a la cultura yipera como patrimonio cultural integrante del paisaje cultural cafetero. Una muestra más del valor del Yipao y un esfuerzo por fomentar su conservación y mejorar las condiciones de los yiperos. 

“Esta ley exalta su aporte como importante factor de desarrollo económico, cultural y turístico del Eje Cafetero colombiano”, afirma Hugo.

Yipao colombiano

El Yipao, más que un vehículo, es un símbolo de adaptación, fortaleza y crecimiento. Es representante de la cultura cafetera colombiana y no ha quedado atrás en el creciente mercado del café de especialidad en el país. Aunque ya no realiza labores pesadas, el Yipao es empleado por muchos productores y comercializadores de café de especialidad como exhibición y representación de la tradición cafetera del país en sus fincas y tiendas. 

En su llegada a Colombia, el Jeep Willys se convirtió en el compañero de muchos caficultores, potenció la economía del país y se integró en la cultura de la región. Hoy, su impactó en la economía no es tan significativo como alguna vez lo fue y a lo largo de los años ha sido sometido a modificaciones; sin embargo, indudablemente, es parte esencial de los paisajes montañosos y los pueblos coloridos del eje cafetero colombiano que son reconocidos a nivel internacional. 

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Créditos de las fotos: Daniel Jaramillo. 

PDG Español

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