7 de febrero de 2022

¿Cómo el precio del café afecta la disponibilidad y la oferta?

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Si tuvieras un negocio que de pronto fuera 10 veces más rentable de la noche a la mañana, ¿cómo reaccionarías? Probablemente te quedarías en el negocio y querrías aumentar tus ventas lo máximo posible. 

Si este aumento de la rentabilidad fuera efímero o si tu negocio pasara de ser moderadamente rentable a tener pérdidas en el mismo espacio de tiempo, ¿lo abandonarías y te dedicarías a otra cosa? 

¿Qué pasaría si acabaras de empezar, no hubieras pagado aún tu inversión inicial y no tuvieras recursos ni experiencia para empezar algo nuevo? ¿Cuánto tiempo soportarías la pérdida y la escasez?

En mi último artículo sobre la elasticidad precio de la demanda me centré en cómo reaccionan los consumidores y otras personas a los cambios de precios. En esta ocasión, el foco está en el extremo opuesto de la cadena de suministro para analizar cómo reaccionan los caficultores y otros actores involucrados en la producción ante la fluctuación de los precios. Continúa leyendo para averiguar qué descubrí. 

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Café verde para exportación

Elasticidad precio de la oferta

En pocas palabras, la elasticidad precio de la oferta es la cantidad de oferta (de un producto) que los vendedores inyectan o retiran del mercado como respuesta a un cambio en el precio. 

Generalmente, es positivo y significa que a medida que el precio sube, los vendedores ofrecen más. Por el contrario, cuando el precio baja, los vendedores suelen ofrecer menos.

Es importante recordar que la oferta a veces puede ser “pegajosa”, es decir, que es inflexible y que no puede aparecer y desaparecer inmediatamente como respuesta a las fluctuaciones de los precios.

En el sector del café, cuando el precio es alto y los caficultores producen más, la oferta aumenta; sin embargo, durante los periodos de demanda constante que siguen, el volumen adicional en el mercado ejerce una presión a la baja sobre el precio.

A la inversa, cuando el precio es bajo, los caficultores producen y ofrecen menos café. En las mismas condiciones, esa reducción de la oferta (escasez) presionaría al alza del precio.

¿Son naturales los movimientos de precios?, ¿debemos aceptarlos?

En la microeconomía convencional solemos dar por sentado que este concepto siempre funciona a la perfección y que los mercados se autorregulan incondicionalmente; no obstante, los mercados a veces no lo hacen, lo que repercute en toda la cadena de suministro pero, a menudo, perjudica más a los caficultores.

Si las fluctuaciones de precios son simplemente la forma en la que el mercado se regula a sí mismo, es tentador aceptar que son acontecimientos normales, naturales y necesarios que mantienen el mercado saludable. 

Aunque el precio del café cambia en busca del equilibrio entre la oferta y la demanda, este proceso suele ser violento y traumático para muchos.

Los más afectados son los productores, en promedio, los más vulnerables económicamente y quienes menos pueden protegerse de las fluctuaciones. 

Además, los movimientos de los precios no siempre son suficientes para alcanzar el equilibrio, sobre todo, en períodos de precios bajos debido a la elasticidad precio de la oferta.

¿Qué ocurre realmente en el sector del café?

En el caso de los cultivos arbóreos, como el café, los mercados pueden no autorregularse o hacerlo tan lentamente que el efecto resultante es diferente o incluso opuesto a lo que se consideraría un comportamiento racional.

Cuando el precio es alto, se ofrece más producto. Cuando es bajo, se ofrece menos producto. La oferta sube y baja como respuesta al precio, que fluctúa por cualquier motivo. En teoría, esto tiene sentido pero en la práctica es muy diferente. 

Cuando el precio del café es alto, los caficultores suelen tratar de producir más plantando más; sin embargo, esta respuesta racional a un movimiento de los precios no aumenta la oferta inmediatamente. No hay una presión a la baja sobre el precio hasta que los nuevos árboles producen y su cosecha sale al mercado, lo que puede ocurrir hasta tres o cinco años después. 

Para entonces, el mercado puede haber vuelto a bajar y la afluencia de nuevo café ejercerá más presión a la baja sobre un precio que ya puede ser reducido. Quienes plantaron en respuesta a la subida habrán terminado perdiendo.

Esto es precisamente lo que ocurrió durante la década de 1980, cuando hubo una afluencia de nuevo café plantado tras la helada de 1975 en Brasil.

También, ocurre lo contrario cuando los precios bajan ya que la única forma de hacerlos subir es reduciendo la oferta. Dado que plantar y cultivar cafetos es una inversión importante con un retorno retardado y los cafetos tienen una vida relativamente larga, es poco probable que los productores los talen.

Perder su inversión por una o dos temporadas de precios bajos sería pensar a corto plazo. En cambio, los productores aguantarán y esperarán recuperar su inversión en las siguientes temporadas.

Hay otras razones por las cuales es poco probable que los productores, especialmente los pequeños propietarios, intenten reducir la oferta de café en el mercado, incluso cuando los precios son bajos. 

  • Por ejemplo, pueden estar endeudados por haber plantado esos cafetos poco rentables y carecer de capital para cambiarse a algo más rentable. 
    • Incluso si tienen el capital, puede que no haya ningún producto alternativo que puedan cultivar y vender de forma rentable. 
    • Si los hay, los productores de café pueden no tener los conocimientos necesarios para plantarlos y procesarlos. 
  • Muchas regiones productoras de café están aisladas y dependen económicamente del café. En consecuencia, carecen de otras oportunidades de ingresos. 

Así que, aunque en teoría el mercado debería autorregularse, no siempre es así. Es difícil argumentar a favor de la reducción de la oferta porque nadie haría algo que no fuera rentable para siempre. 

Además, el tiempo que transcurra entre la disminución de precios y la reducción de la oferta estará, probablemente, acompañado del sufrimiento de millones de familias vulnerables.

Reacción del productor ante la reducción.

Incentivos y costo de oportunidad

Cuando los precios son bajos hay un incentivo para reducir la producción. Una reducción significativa (por ejemplo, la reutilización de las tierras de cultivo de café existentes) solo se produce cuando la producción y venta de café representan un costo de oportunidad

En la producción de café, cuando los beneficios caen por debajo de los beneficios potenciales de hacer o cultivar otro producto, nos referimos a la diferencia como el costo de oportunidad. Se trata de los beneficios perdidos por no realizar esa otra actividad más rentable. 

Dado que, generalmente, se invierten importantes recursos en una parcela de café, ese costo de oportunidad debe ser a menudo lo suficientemente importante como para que los productores decidan plantar otra cosa.

Cuando hay pocos o ningún cultivo alternativo para plantar u oportunidades fuera de la finca, la elasticidad precio de la oferta sería muy baja, lo que significa que es poco probable que los productores reduzcan la oferta voluntariamente. El costo de oportunidad también sería muy bajo si no hubiera otra cosa que pudieran hacer en su lugar. 

Es decir, si el precio del café cae y se mantiene dolorosamente bajo, el mercado puede no experimentar una reducción de la oferta suficiente para que vuelva a subir, lo que demuestra, una vez más, que los mercados no siempre se autorregulan.

Para demostrarlo, basta con observar las ocasiones en las que el mercado mundial del café ha funcionado en condiciones de oferta excesiva durante períodos prolongados, como los que siguieron a las heladas en Brasil en 1975 y 1994.

Por el contrario, hay momentos en los cuales los precios son altos y el café presenta una oportunidad más atractiva que lo que se está plantando actualmente. La decisión de plantar café puede ser sencilla si la plantación actual es un cultivo anual como las zanahorias, las legumbres o el maíz. Una situación así favorece la sobreproducción de cultivos arbóreos frente a los cultivos anuales.

¿Qué ocurre con la calidad y las primas?

Además de la decisión de producir más o menos café, hay que tener en cuenta el tipo o la calidad del café que incentiva el aumento de los precios. 

Cuando el precio de venta es bajo, los productores tienen una mayor necesidad de buscar primas de precio, como las que se ofrecen por grados superiores o por calidad diferenciada.

Al mismo tiempo, los compradores tienen un gran poder adquisitivo ya que pueden conseguir café por debajo de su presupuesto máximo. Dado que tienen la capacidad de ofrecer primas que los productores necesitan con desesperación para mantenerse a flote, los compradores pueden exigir, a cambio, más a los productores.

Por otro lado, cuando los precios son altos, los compradores tienen menos capacidad para ofrecer primas porque deben pagar precios más cercanos a su presupuesto máximo para adquirir el café. 

Además, en esta situación, los productores están mejor equipados para llegar a fin de mes sin primas. Por lo tanto, los compradores tienen mucha menos influencia para exigir a los productores una alta calidad y métodos especiales de procesamiento.

Este fenómeno se produjo en Colombia a principios del 2021, tras las protestas sociales. En aquel momento, una gran parte de los productores vendió pergamino húmedo en el mercado de productos de grado comercial a un precio commodity. Al hacerlo, ganaron más que con el café de especialidad 12 meses antes.

Precio y disponibilidad de café

Especulación y cobertura financiera

En este punto, debemos entender que estas fluctuaciones de precios no se basan exclusivamente en la oferta y la demanda de café. Por el contrario, están impulsadas en gran parte por el contrato de futuros del café, lo que refleja en gran medida la especulación técnica. 

La mayoría de los estudios han demostrado que el precio de futuros no se mueve necesariamente debido a los fundamentos físicos. Por el contrario, postulan que estas respuestas son exageradas, es decir, que los máximos son más altos y los mínimos más bajos.

¿Por qué es importante esto? Bueno, es complicado, pero para decirlo de forma sencilla, esto significa que la oferta de café real no siempre responde completamente a la demanda de café. En cambio, responde a la demanda de contratos de futuros del café, que son intangibles.

Asimismo, la demanda de café real no solo responde a la oferta de café sino a la oferta de contratos de futuros del café.

Digamos que la elasticidad precio de la oferta hace que se produzca un aumento del 10 % en el precio del mercado, basado en el precio de futuros. Esto acaba provocando un aumento del 10 % en la oferta global. 

Hipotéticamente, la especulación técnica y no el desabastecimiento de café físico, es responsable de la mitad de esa oscilación de precios.

En ese caso, un aumento del 5 % de la oferta sería suficiente para cubrir el desabastecimiento. Así que, en lugar de simplemente cubrir una necesidad, esta reacción crea un exceso de oferta. Esto acaba provocando un desplome de los precios. Con el tiempo, la especulación técnica se suma y agrava esa tendencia a la baja. 

En resumen, los mercados financieros del café provocan señales de mercado exageradas. Estas, a su vez, generan reacciones exageradas de los agentes del mercado, lo que se traduce en una volatilidad aún mayor.

En el sector del café, el precio cambia para que la cantidad ofrecida sea igual a la cantidad demandada. 

La elasticidad precio de la oferta es la medida en que los vendedores aumentan o disminuyen la cantidad que ofrecen al mercado como respuesta a las variaciones del precio. Esto depende de muchos factores pero se complica por el hecho de que el café, como cultivo arbóreo, responde con dolorosa lentitud a las señales del mercado. 

Cada cambio supone una oportunidad para algunos y una adversidad para otros; sin embargo, entre más puedan entender los diferentes actores de la cadena de suministro los incentivos y las vulnerabilidades de sus contrapartes, más capaces serán de acomodarse unos a otros.

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Crédito de las fotos: Karl Wienhold.

Traducido por Tati Calderón. Traducción editada por Alejandra Soto.

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