25 de febrero de 2023

Las mujeres en la producción de café de África Oriental

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El café es uno de los cultivos comerciales más importantes de África Oriental porque es responsable del sustento de aproximadamente cinco millones de personas que trabajan en la región

Tanzania, Kenia, Uganda, Ruanda, Burundi, la República Democrática del Congo y Sudán del Sur son los siete miembros de la organización intergubernamental regional de la Comunidad de África Oriental. En lo que respecta a la geografía, Comoras, Djibouti, Etiopía, Seychelles, Somalia y Sudán también forman parte de la región.

Gran parte de la población trabajadora en la industria cafetalera de África Oriental son mujeres. De hecho, en 2018, la Organización Internacional del Café (OIC) informó que hasta el 70 % de la mano de obra en la producción de café la realizan mujeres, aunque esta cifra puede variar entre países y regiones.

A pesar de constituir una proporción significativa de la mano de obra en esta industria, las mujeres de África Oriental a menudo ganan mucho menos dinero que sus homólogos masculinos. En gran medida, por conceptos erróneos y prejuicios sobre el papel de las mujeres en la toma de decisiones, así como por la falta de progreso en el acceso de ellas a financiamiento.

Para conocer más sobre el papel de las mujeres en la producción de café de África Oriental, conversé con dos profesionales de la industria local. Sigue leyendo para conocer su perspectiva sobre cómo se puede mejorar la igualdad de género en esta región.

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Trabajo manual en finca cafetera

Las mujeres en la agricultura de África Oriental

En pocas palabras, las mujeres desempeñan un papel fundamental en la agricultura dentro de África Oriental. Según el documento Hoja informativa sobre género en África Oriental de USAID, hasta el 96 % de las mujeres en Burundi, el 76 % en Kenia, el 84 % en Ruanda, el 71 % en Tanzania y el 77 % en Uganda trabajan en la agricultura, incluidos los respectivos sectores cafeteros de esos países. 

A pesar de estas cifras, es importante considerar que las exportaciones agrícolas de cada país pueden variar en gran medida, por lo que debemos tener en cuenta estas diferencias.

En muchos casos, las mujeres llevan a cabo la mayor parte del trabajo físico en las fincas cafetaleras de África Oriental, incluida la cosecha, la poda, el deshierbe y la eliminación de plantas viejas. 

Lorraine Girinka es ejecutiva de marketing digital en Kahawa Link Company (KALICO), una empresa de café en Burundi que se destaca por ser propiedad de una mujer. 

“En Burundi, las mujeres desempeñan algunos de los papeles más importantes en la producción de café, desde plantar semillas hasta cosechar cerezas”, dice. “Las mujeres son, en gran medida, responsables de asegurar que las plantas de café crezcan saludables”. 

“Incluso si una finca es propiedad de una mujer y su esposo, son principalmente las mujeres las que tienen que cuidar las plantas de café”, agrega.

De acuerdo con una serie de normas socioculturales tradicionales en África Oriental, los hombres suelen ser propietarios de las fincas y, en consecuencia, de los cafetos. En última instancia, esto significa que incluso si las mujeres trabajan en estas fincas, es más probable que los hombres en la industria tengan un papel más importante en la toma de decisiones y reciban una mayor parte de las ganancias.

Max Peters es un profesional del café en Tanzania. Él dice: “muchas fincas de Tanzania son propiedad de hombres cabeza de familia; sin embargo, los trabajos manuales suelen ser responsabilidad de las mujeres”, explica.

Según un informe de Farming First, las mujeres de Uganda realizan hasta el 58 % del trabajo de campo en las fincas de café y hasta el 72 % del procesamiento posterior a la cosecha.

A pesar de la distribución desigual del trabajo físico, los trabajadores cafetaleros masculinos a menudo ganan más dinero que sus contrapartes femeninas. Por ejemplo, el informe de 2015 de la Asociación de Cafés Especiales sobre equidad de género en África Oriental encontró que, en promedio, los hombres ganaban más de US $700 al cosechar café, mientras que las mujeres ganaban menos de US $450 por la misma labor

Si bien esto es el resultado de muchos problemas complejos, la brecha económica entre hombres y mujeres se debe, en gran medida, a varias desventajas y prejuicios que enfrentan las mujeres y las niñas, incluida la falta de acceso a recursos financieros, educación y oportunidades para tomar decisiones.

Selección manual de café

¿Por qué se excluye a las mujeres de los puestos de liderazgo y del acceso a financiamiento?

Aunque los problemas relacionados con la inequidad de género son muy complejos, pueden atribuirse en parte a conceptos erróneos y prejuicios sociales y culturales sobre las mujeres que ocupan puestos de liderazgo.

“Mi madre, que trabajaba en la producción de café, me contaba sobre los desafíos que tuvo que superar solo por ser mujer”, dice Max. “Algunos hombres dirían que sería demasiado difícil para ella tener un puesto de liderazgo en la producción de café debido a la burocracia y el papeleo y que sería más fácil pagarle a un hombre para que se ocupara de estos asuntos por ella”.

“Los mismos hombres que le negaron a mi madre el acceso a los puestos de liderazgo y los recursos financieros me recibirían con gusto en sus talleres de capacitación [porque soy hombre]”, agrega.

En algunos países cafetaleros, la exclusión de las mujeres en altos cargos es un problema institucional desde hace tiempo. Por ejemplo, algunas cooperativas de café en la región implementan políticas y regulaciones que hacen que las mujeres se sientan excluidas, mientras que otras no brindan oportunidades de crecimiento para ellas.

Además, para unirse a una cooperativa como miembro, los solicitantes generalmente deben poseer al menos algunas plantas de café. Al tener en cuenta cómo suele funcionar la propiedad para las plantas y fincas de café en África Oriental, esto se convierte en una barrera importante.

“Es una norma social y cultural común en la región que las fincas cafetaleras deben heredarlas los miembros masculinos de una familia”, explica Max. “En Tanzania, es difícil para las mujeres ser dueñas de fincas cafetaleras, incluso si tienen los medios económicos para hacerlo”.

“En algunas partes del centro de Tanzania es casi imposible que una mujer sea propietaria de una finca”, agrega. “Esta área incluye muchas parcelas de tierra heredadas y solo los hombres pueden recibirlas”.

Max agrega que las mujeres pueden heredar parcelas pero solo de sus maridos y no de sus familias. En última instancia, este problema contribuye a dar más valor a una mujer una vez se casa con un hombre.

Lorraine cuenta que muchos de estos problemas son el resultado de falta de educación formal para mujeres y niñas. “No se alienta a las mujeres y a las niñas a asistir a la escuela, por lo que cultivan café para ganar algo de dinero para sus familias”, explica. “Tampoco las empoderan lo suficiente como para administrar sus propios negocios cafetaleros”. ​

“A las mujeres de Burundi no se les valora ni motiva para asumir posiciones de liderazgo en la producción de café, especialmente a las mujeres de las áreas rurales”, agrega.

Además, debido a las tradiciones sociales y culturales que requieren que las mujeres lleven a cabo la enorme mayoría de las tareas del hogar y del cuidado de los niños, suelen tener poco tiempo para participar en otras actividades.

Caficultora en finca

¿Ha mejorado la equidad de género en la producción de café de África Oriental?

En primer lugar, es importante señalar que mejorar la equidad de género en cualquier parte del mundo es una tarea ardua que requiere cambios masivos en las mentalidades y las prácticas sociales y culturales.

“Necesitamos cambiar esta forma de pensar”, dice Max. Él explica que debido a que las mujeres han sido vitales para la producción de café en África Oriental durante tanto tiempo, muchas de ellas poseen conocimientos y experiencia invaluables para la industria. Sus homólogos masculinos deben reconocer el valor de este conocimiento y experiencia.

Aunque la equidad de género tiene mucho más que ver con creencias sociales y culturales, también es fundamental mejorar el acceso de las mujeres a financiación y recursos. En los últimos años, cada vez más sociedades cooperativas están comenzando a ofrecer capacitación y apoyo técnico a las mujeres en la industria del café para facilitar su acceso a recursos y educación. 

Además de esto, existe el apoyo de varias organizaciones cafetaleras de mujeres, en particular la Alianza Internacional de Mujeres Cafeteras (IWCA, por sus siglas en inglés). De hecho, varios países de África Oriental tienen sus propias divisiones de IWCA, como Uganda, Tanzania, Ruanda, Kenia, Etiopía y Burundi.

En Uganda, varias organizaciones no gubernamentales como Farm Africa brindan a las mujeres un mejor acceso a diferentes mercados y las alientan a unirse a cooperativas de café, a asumir más roles de liderazgo y a realizar cambios en la dinámica de toma de decisiones dentro de sus propios hogares.

La Asociación de Mujeres en Café de Tanzania también lleva a cabo un trabajo similar al de Farm Africa, con la diferencia de que el crecimiento en la cantidad de miembros ha sido más lento, lo que demuestra que aún queda mucho por hacer en el sector cafetalero de Tanzania.

En Kenia, el programa de Capacitación en Cadenas de Valor de Género para Mujeres Productoras de Café de Kenia se enfoca en capacitar a las mujeres para llevar a cabo las mejores prácticas agrícolas y prácticas de procesamiento.

Mientras tanto, en la República Democrática del Congo (que, según se informa, es uno de los países económicamente más vulnerables del mundo), organizaciones sin fines de lucro como On The Ground ejecutan programas de capacitación en equidad de género.

El trabajo de esas organizaciones permite que las trabajadoras del café superen los desafíos que enfrentan de forma colectiva, lo que les permite empoderarse a sí mismas. 

Al darles acceso a mejores prácticas para desherbar, podar, cubrir con mantillo, cosechar y procesar, pueden llevar a cabo estas prácticas de manera más efectiva, lo que podría aumentar los rendimientos y la calidad.

A pesar de estos esfuerzos, la representación femenina todavía es muy baja en muchas cooperativas de café de África Oriental. Como respuesta directa a esto, algunas mujeres ahora establecen sus propias cooperativas solo para mujeres con el fin de promover un papel más equitativo en lo que respecta al acceso financiero en la producción de café.

Productora de café en África

¿Cómo se beneficia la industria del café en general con la equidad de género?

Además de la importancia obvia de mejorar la equidad de género para apoyar y animar a las mujeres y sus familias, hay una serie de beneficios claros para la industria mundial del café.

Se cree que en el Cinturón del Café las mujeres lideran entre el 5 % y el 30 % de todos los hogares cafetaleros. Esto significa que cuando mejora el acceso a la educación y los recursos para estas mujeres agricultoras, la calidad del café y los rendimientos también aumentan.

La OIC estima que cerrar la brecha de género en la producción de café podría aumentar la producción mundial hasta en un 4 %, el equivalente a 30 000 millones de tazas de café adicionales por año. Al tener en cuenta que la OIC redujo a la mitad su superávit mundial de café 2020/2021 a principios del 2022, impulsar la producción mundial es más importante que nunca.

Aunque la producción de café en algunos países de África Oriental también ha disminuido en los últimos años, en particular en Kenia y Tanzania, aún conserva su importancia para las economías de ambos países.

Además, con una población de productores de café que envejece y la falta general de interés de las generaciones más jóvenes en la producción de café, está claro que África Oriental se beneficiaría de tener más mujeres en puestos de liderazgo y toma de decisiones.

Recolectora de café

Lorraine expresa su preocupación de que, ante tantas dificultades, las mujeres en la producción de café en África Oriental no se sientan motivadas a desafiar el status quo.

“Incluso las mujeres que han recibido educación formal no tienen la oportunidad de involucrarse más en la producción de café”, dice. “A las mujeres de Burundi no se les ha dado la oportunidad de verse a sí mismas en posiciones de liderazgo”.

En última instancia, para crear una industria cafetera global verdaderamente sostenible, las mujeres deben tener mayor participación en todos los aspectos de la cadena de suministro. Si bien aún queda trabajo por hacer en esta región, como lo hay en otras partes del mundo, la creciente presencia de organizaciones enfocadas y dirigidas por mujeres brinda algo de esperanza. 

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Traducido por Liz Briceño. Traducción editada por Alejandra Soto.

PDG Español

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