Si vamos a establecer un cafetal por primera vez o si planeamos renovar los cultivos que dejaron de ser rentables, debemos tener en cuenta varios factores como el porqué, el para qué y, sobre todo, cómo lo vamos a lograr.

¿Por qué debemos planificar la renovación o la siembra? ¿Para qué ejecutar un plan de acción destinado a mejorar nuestras fincas cafeteras? ¿Cómo garantizar que nuestro cafetal asegure rentabilidad, calidad y estabilidad en el futuro? 

Para resolver estas preguntas hablé con Yeison Conde, propietario de la finca cafetera y agro turística La Obsesión, y con Hernel Avilez, productor de café especial de la finca Las Rosas. Ambos son de Planadas, Colombia, un municipio en el que se ha logrado obtener dos veces el premio de la Taza de Excelencia. Continúa leyendo para conocer lo que me dijeron.

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¿Por dónde empezar?

“Es una pregunta muy importante en la parte de los trabajadores”, considera Yeison. Me cuenta que es necesario pensar si la apuesta será por calidad, por mejorar el rendimiento o si por optimizar los procedimientos. “Si tenemos cafetales viejos, no vamos a tener la misma cantidad (de cafetales), ni la misma producción y no vamos a encontrar personas que laboren en ese sector”. Agrega que lo ideal en este caso es “renovar (los cultivos de café) para tener mejor calidad (y) mejor cantidad”. 

Hernel, por su parte, cuenta que su experiencia de 25 años en la caficultura le ha hecho ver que los cultivos se están quedando obsoletos y que, además, el manejo de plagas y enfermedades se está quedando con parte de las ganancias. En consecuencia, se ve obligado a renovar sus cafetales por variedades que brinden mejores ganancias.

Rentabilidad, calidad y estabilidad

Antiguamente, los caficultores contaban con condiciones ideales para sostener a sus familias por medio de sus cultivos. Es decir, tierras fértiles, inexistencia de plagas, como la roya, la broca y la reciente enfermedad de las cerezas del café, y demanda de café por cantidad, sin tener en cuenta en algunos casos la calidad.

Actualmente, para contrarrestar la afectación por las plagas, diferentes institutos científicos dedicados al café han desarrollado nuevas variedades resistentes que, adicionalmente, mejoran el rendimiento y la calidad. Tomar la decisión de modernizar los cafetales, reemplazando las variedades antiguas por aquellas que ofrecen mayor calidad, rentabilidad y estabilidad a largo plazo, es un paso muy importante.

¿Cómo elegir la variedad de café?

Como cuenta Yeison, cada uno de los caficultores debe pensar: “¿qué es lo que yo quiero para mi bienestar?, ¿quiero un procedimiento de calidad en taza o de cantidad en los procesos? Es decir, (elegir entre) las cantidades de cargas (de café) que voy a sacar o la calidad de café que voy a producir”. Con base en esto, cada productor debe analizar cuál es la finalidad de su proyecto de mejoramiento o renovación de cafetales.

Si la decisión es cantidad, lo ideal es analizar cuál variedad de café se adapta más a la región. En este punto es importante consultar a un experto como un ingeniero agrónomo o un productor. Durante esta búsqueda, podremos encontrar una variedad que ya haya sido investigada con anterioridad, probada regionalmente y analizada para descartar problemas de adaptación o enfermedades. Por ejemplo, en Colombia, las variedades Castillo, Tabi o Cenicafé 1 provienen de una investigación de al menos 20 años, probadas en cada región del país y garantizadas por Cenicafé, la institución colombiana dedicada al desarrollo de variedades y técnicas de cultivo de café.

Ahora, si la finalidad es calidad, debemos determinar el mercado al cual queremos dirigirnos. Hernel, por ejemplo, se decidió por la calidad y, en el proceso, encontró Bourbon amarillo en una visita a una finca de café especial. Esta variedad tiene un buen equilibrio entre calidad y rentabilidad. 

Un plan de acción a largo plazo

Hoy en día, la caficultura se enfrenta a grandes retos y dificultades. Estamos presenciando fenómenos climáticos, cambios ambientales y, también, es clara la necesidad de tener cafetales resistentes a plagas y enfermedades. Por otra parte, hemos descubierto que si nos centramos en la calidad, aseguraremos un lugar en el futuro de la caficultura de especialidad, como lo proyecta Hernel. Él sostiene que, si garantizamos la calidad, aseguramos el futuro de la finca, de la familia y de miles de personas que trabajan en la cadena de producción y comercialización del grano.

En mi caso personal, después de un análisis de mucho tiempo, he decidido cambiar mis cafetales por dos variedades diferentes: Cenicafé 1 y Bourbon Rosado. Este proyecto busca crear un equilibrio hacia futuro: la primera variedad orientada a producir cantidad de manera rentable y, la segunda, a crear microlotes que generen buena calidad en taza. 

Cada una tiene sus ventajas y desventajas. Cenicafé 1 es una variedad resistente a la mayoría de plagas y enfermedades actuales pero, por otro lado, es una variedad relativamente nueva. En consecuencia, hay que experimentar sus procesos de calidad en taza para evaluar los resultados. 

El Bourbon rosado, al contrario, es una variedad ya conocida y con mucha experiencia en el ámbito de calidad al brindar tazas excepcionales pero el precio a pagar es la susceptibilidad a algunas plagas como la roya y la enfermedad de las cerezas del café.

Este es un ejemplo que muestra lo que todos debemos considerar en nuestro plan de acción de siembra o renovación para obtener resultados satisfactorios.

Es importante analizar muy bien nuestro plan y administrarlo correctamente para que sea rentable en el futuro. Si nos decidimos por cantidad, debemos considerar las variedades más resistentes y productivas. Si queremos calidad debemos pensar que, además de la variedad a elegir, es necesario capacitarnos para aprender a transformar esos granos en experiencias de calidad para nuestros clientes finales. 

Al trabajar de manera inteligente y eficiente, en unos años, podremos contemplar los frutos de nuestras buenas decisiones.

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Crédito de las fotos: Milton Javier Mora y Yeison Ariel Conde.

PDG Español

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