21 de mayo de 2021

Inversiones en infraestructura: cómo fortalecen las relaciones y mejoran la calidad del café

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Debido a la fluctuación de los precios, la producción de café puede ser un negocio poco rentable. Muchas veces, al no poder cubrir sus costos de producción, los caficultores no pueden invertir en sus fincas. Como resultado, esto les impide acceder a nuevos mercados que demandan cafés producidos bajo ciertos estándares de calidad.

A pesar de que una finca de café es una empresa como cualquier otra, las altas tasas de interés y la incertidumbre hacen que solicitar créditos sea un gran riesgo. Una manera de superar estos obstáculos son las inversiones en el origen. Desde la compra de equipos para el procesamiento hasta la capacitación, los premios a la calidad y la ayuda con el mercadeo, este tipo de proyectos de los compradores y tostadores de café pueden cambiar la manera de percibir las relaciones comerciales en la industria.

Para conocer algunos proyectos de inversión en el origen y cómo mejoran la producción de café y fortalecen las relaciones, hablé con dos empresas mexicanas que han invertido en las comunidades caficultoras. Sigue leyendo para conocer lo que me dijeron.

Cómo la inversión en los caficultores puede mejorar las relaciones

En los últimos años, varios compradores y tostadores de café especialidad se han hecho más conscientes del valor del trabajo de los caficultores.

Carlos de la Torre, cofundador y director de calidad de Café con Jiribilla y Café Avellaneda, me explica que es fundamental que el comprador, tostador y barista se acerquen y entablen una relación con el productor.

Él me cuenta que al principio no entendía el propósito de visitar fincas, pero luego comprendió que es esencial para generar una conexión y dice: “Para que uno vaya, inspeccione el territorio donde se produce el café, se reflexione en torno a las necesidades de esos productores, a la calidad de su trabajo, y entonces, se genera una conciencia de cómo se debe colaborar con ese productor, para no solamente comprar su café y darle lo que él acepte”.

Además, Carlos observa que al conocer las necesidades que tienen los caficultores, se puede formar una relación comercial diferente, más justa y directa con ellos y sus comunidades. Este es un buen punto de partida para planificar diferentes proyectos.

Uno de ellos consiste en brindar acceso a tecnologías para incrementar la calidad del café y facilitar el trabajo de los productores por medio de la compra de equipos como camas africanas, mallas de sombra, bombas de aspersión y despulpadoras. 

Realizar inversiones individuales en caficultores que tienen fincas pequeñas, por ejemplo, de 1 a 3 hectáreas, puede ser complicado. Sin embargo, al establecer una relación con la comunidad y trabajar junto con un grupo o cooperativa, el área de cultivo que se beneficiará se hace más grande y todas las fincas tienen el mismo acceso a los equipos que se adquirieron con la inversión.

Carlos me dice que para abordar las necesidades de las comunidades, su empresa invierte alrededor de USD 50.000 al año, e incluso invierte en ahorros para cubrir gastos adicionales, ya sea el aumento de los costos de producción, la fluctuación del precio del café o riesgos de pérdidas dentro de la finca.

Los proyectos de inversión en las comunidades cafetaleras también pueden promover la diversificación de ingresos o mejorar la eficiencia en las fincas. 

Carlos me cuenta sobre un proyecto realizado en una comunidad de mujeres oaxaqueñas. Invirtió en comprar molinos de nixtamal, con valor de aproximadamente USD 500. Esto no está directamente asociado al café. Sin embargo, al no tener los molinos, las mujeres deben transportarse a otro pueblo lejano para poder elaborar tortillas para su alimentación. 

En cambio, con sus propios molinos de nixtamal, pueden invertir más tiempo en su trabajo como caficultoras y en el cuidado de sus familias.

Como resultado, se genera un bienestar en la comunidad cafetalera y surge una relación duradera y de confianza que a su vez contribuye a mejorar la calidad del café al poder dedicar más tiempo a la finca.

Algunas grandes empresas ofrecen premios en dinero por la calidad a los caficultores de los cuales suelen adquirir el café. Esto contribuirá a garantizar la continuidad de las relaciones y permitirá a los productores continuar invirtiendo en mejorar sus prácticas agronómicas.

Los retos de establecer una nueva relación

Octavio Ruíz es catador de café y socio de Almanegra Café. Él cree que es fundamental cambiar la relación heredada de las estructuras de poder del comercio. Sin embargo, afirma que es necesario implementar cambios donde sea posible.

“Si bien la especialidad es un nicho que representa hoy [una parte] de la venta global, [eso es] lo que podemos cambiar, en cómo se hacen las relaciones comerciales” me dice.

Octavio resalta que es necesario compromiso de ambas partes, y recuerda que no se trata de imponer un método sobre otro. Hay que enfocarse en cómo la relación puede ser mutuamente beneficiosa, ya que no todos los caficultores están interesados en cambiar su metodología de trabajo.

Carlos me cuenta que un caficultor con el cual trabaja no sigue protocolos específicos para la producción de su café. Sin embargo, con los métodos tradicionales produce café consistente y de alta calidad. 

“Usando su café ganamos una competencia de brewers cup, de hecho, su hijo trabaja con nosotros en la cafetería”, me cuenta.

Como en todas las relaciones laborales, siempre habrá riesgos, no solamente relacionados con la inversión monetaria sino también para los caficultores que tienen que planificar y adaptarse a nuevos retos. Implementar nuevos procesos para cumplir con los estándares de calidad del café de especialidad es uno de ellos. 

Además, es necesario capacitarse para mejorar los conocimientos agrícolas, e invertir en nuevas prácticas agronómicas.

Aumentar la calidad requiere de más esfuerzo y trabajo por parte de los caficultores, especialmente durante los primeros años. Implementar prácticas amigables con el medio ambiente o experimentar con nuevos métodos de procesamiento también comporta un riesgo y una inversión.

Sin embargo, todos estos riesgos pueden enfrentarse con una relación en conjunto y más estrecha que estudie la viabilidad de los cultivos y tenga planes de negocio a futuro, en donde se empodere al caficultor para que tenga mayores oportunidades de desarrollo.

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Productores de café trabajando en proceso de secado

Los frutos de una buena relación

A menudo, una preocupación para los caficultores y para los tostadores es que no todas las cosechas son iguales. Al contar con los beneficios de una relación sólida, de confianza y a largo plazo, se pueden mantener estándares de calidad que faciliten la búsqueda de soluciones a los retos que comporta la producción y la compra de café, y las relaciones comerciales.  

Carlos hace hincapié en que es fundamental que cambie: “la manera en que se formulan los precios de venta, y se debe de considerar al productor como un colaborador más y no como proveedor, porque cuando alguien es tu proveedor, le compras y te olvidas, cuando es tu colaborador estás al pendiente de él”.

Para Carlos, esto ofrece un sinfín de ventajas para ambas partes. Entre los resultados para los caficultores, se puede destacar la seguridad financiera al tener la posibilidad de posicionar sus cafés en nuevos mercados, obteniendo un mejor precio por su cosecha.

Además, muchos proyectos invierten en el acceso de los caficultores a la capacitación y la asistencia técnica. Esto también tiene un efecto positivo en la producción de café al mejorar las prácticas de gestión y la productividad, y contribuye a optimizar la rentabilidad de las fincas pequeñas y generar oportunidades de trabajo en la comunidad local o contribuir a la sostenibilidad ambiental.

Para los tostadores (o inversionistas), la relación a largo plazo crea estabilidad y confianza, resultando en un café de mejor calidad. Contar con un comprador fijo motivará a los caficultores comprometerse más con su cultivo.

Al trabajar junto con el productor y tener un mayor conocimiento de la producción, los tostadores tienen una mejor visión para desarrollar perfiles de tueste. Las inversiones y las visitas frecuentes a la finca permiten experimentar y trabajar con el caficultor en nuevos métodos de procesamiento de café o desarrollar lotes exclusivos que pueden tener un mayor valor de mercado.

Las grandes empresas, que a menudo tienen también sus propios estándares de calidad, también invierten en infraestructura para muchas regiones productoras de café. Gracias a estas inversiones, algunas regiones han podido retomar su producción de café y darse a conocer como orígenes.

Aunque en estos casos no siempre se establecen relaciones de comercio directo, las comunidades cafetaleras pueden mejorar su caficultura y su calidad de vida gracias a estas inversiones.

Análisis de café en proceso de secado

La inversión en proyectos para mejorar la caficultura en el origen contribuye a aumentar la rentabilidad de las fincas, la calidad del café que adquieren los tostadores y genera un mayor compromiso en las relaciones comerciales.

Estos proyectos pueden ser diversos tipos, pero comparten el mismo objetivo: que los productores y quienes compran su café sean socios, y que la producción de café sea sostenible para cubrir los costos de producción y las necesidades de las familias en las comunidades cafetaleras, garantizar el acceso al mercado facilitar el seguimiento y la retroalimentación continua.

Créditos de las fotos: Café con Jiribilla y Almanegra Café.

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PDG Español

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