9 de septiembre de 2019

Ser Recolector de Café en un Mercado Laboral Inestable e Inseguro

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Cada taza de café depende del trabajo de muchas personas diferentes: productores, recolectores, tostadores y baristas, para nombrar algunos. La época de cosecha es quizás el paso más laborioso de la producción del café, especialmente para las fincas que recolectan las cerezas manualmente.

Y durante la cosecha, es “todos a bordo”. Muchas fincas dependen de trabajadores temporeros que dedican muchas horas y deben ser eficientes para aprovechar el tiempo que tienen. Veamos más de cerca cómo es la vida de los recolectores de café cuando los precios del café son bajos.

Read this in English Instability & Uncertainty: The Labor Market For Coffee Pickers 

Un recolector de café trabajando. Crédito: Perfect Daily Grind

Cómo Las Fincas Emplean a Los Trabajadores Temporeros

Los requisitos del trabajo de recolección de café están determinados por las peculiaridades del cultivo del café. Las cerezas de café no suelen madurar de forma uniforme, así que se cosechan a menudo manualmente para garantizar que se recolecte solamente la fruta madura. Para los productores con un enfoque en puntajes de cata elevados, esto es particularmente importante; incluso unas pocas cerezas poco o demasiado maduras pueden disminuir rápidamente la calidad del lote.

Muchas fincas de café tienen varios microclimas producidos por las alturas y los pliegues de las montañas, así que los cafetos maduran en momentos diferentes a nivel de región, país, localidad y hasta finca. En general, la oportunidad de cosechar en gran parte de los países es un lapso de entre tres y cuatro meses.

Además, el café se cultiva generalmente en laderas altas e inclinadas, por lo que la mecanización es difícil. En las fincas con terrenos difíciles, puede ser complicado acceder a los árboles incluso con una camioneta, mula o a pie.

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Además de recolectar cerezas, muchos recolectores ayudan a seleccionar los granos que tienen defectos. Crédito: Ben Weiner

El trabajo de recolección es determinado por la madurez de las cerezas y puede ser impredecible. Si un día hay muchas precipitaciones, las cerezas en los árboles que están maduras o casi maduras se hincharán y podrían romperse o agrietarse, o incluso caer al suelo. Si no se recolecta inmediatamente el café luego de este tipo de evento meteorológico, la calidad se deteriorará o el grano se arruinará. Debido al cambio climático, la planificación de la cosecha es aún más inconsistente.

Si hay lluvias fuertes en la víspera de Navidad, el día de Navidad se pasaría en las plantaciones. Nadie querría pasar las fiestas cosechando, pero tomarse el día libre significaría perder toneladas de café.

Debido a que es imposible mecanizar la recolección del café para muchas regiones productoras, se necesitan muchas manos durante la época de cosecha. Pero dado que la oportunidad de cosechar se presenta durante una fracción del año, no tiene sentido contratar tanta mano de obra permanente. Por lo tanto, los trabajadores temporeros se emplean generalmente para recolectar grandes cantidades de café en un período corto.

Cerezas de café maduras. Crédito: Perfect Daily Grind

Cómo se Generó el Desequilibrio de Poder en la Recolección Del Café

Históricamente, cada región caficultora ha afrontado las distintas dificultades de la cosecha de manera diferente. Pero gran parte de los países productores de café comparte una historia colonial que proporcionó mano de obra que fue clave para lograr el éxito de la industria del café.

En Uncommon Grounds, Mark Pendergrast describe cómo, en Brasil, el trabajo esclavo en los cafetales condujo finalmente al trabajo de inmigrantes, con solo una modesta mejora para los trabajadores. Él resalta que, para muchos propietarios de fincas, era más económico contratar a guardias armados para mantener el orden que dar salarios y condiciones laborales decentes.

Esclavos negros en una finca de café en Brasil, c. 1885.

En su libro States and Social Evolution, Robert G. Williams detalla cómo El Salvador, Guatemala, Nicaragua, Costa Rica y Honduras tienen un terreno, un clima y una historia de colonización española similar, pero cada país llegó a una solución diferente para sus necesidades de trabajo en el café.

Williams rastrea la prevalencia de fincas grandes, pequeñas y comunales en cada país de seguir las políticas coloniales españolas, que estaban informadas de las rutas comerciales, las relaciones con los indígenas y otros factores.

A medida que crecía la producción de café en la región, Williams escribe que, “donde las grandes fincas capitalistas se convirtieron en la forma dominante, la expropiación de las tierras de los campesinos ayudó a resolver el problema de la oferta de mano de obra. Aquellos que perdieron tierras se convirtieron en mano de obra potencial para las plantaciones”. Al expropiar tierras, los terratenientes extendieron sus fincas y crearon una multitud de gente que dependía del trabajo asalariado para asegurar su subsistencia.

Para hacer frente a la resistencia a este desalojo forzoso y dependencia del trabajo asalariado, cada país estableció una estructura legal (el cumplimiento de contratos de deudas, la aprobación de leyes de vagancia y el reclutamiento de personas a la fuerza). Muchos gobiernos no evitaron tomar medidas coercitivas y violentas para obligar a los trabajadores a someterse.

Cerezas de café maduras. Crédito: Fernando Pocasangre

En los países donde las pequeñas fincas familiares pasaron a ser la norma, las relaciones de trabajo solían ser mucho menos hostiles. Según Williams, en lugar de coacción, “se desarrolló una red de intercambios laborales entre vecinos y parientes que prometían trabajar en la finca del otro durante la cosecha” en Costa Rica. Además, “debido a los salarios más altos y una distribución de tierras cafetaleras más equitativa…el estigma social relacionado con el trabajo de cosecha era menor”.

El caso de Centroamérica demuestra que, mientras que los requisitos de trabajo del café podrían estar determinados por factores naturales, la manera en que se cumplen está determinada por las tradiciones y la política.

Un trabajador recolecta cerezas de café maduras. Crédito: Perfect Daily Grind

Cómo Los Precios Del Café Crean Condiciones de Trabajo Inestables

La recolección del café está basada en una contradicción fundamental para los recolectores. Cosechar las cerezas en estado de maduración óptimo es esencial para producir lotes de alta calidad. Sin embargo, los recolectores suelen recibir un pago según el volumen o el peso del café que cosecharon en un día determinado.

Con frecuencia, los recolectores de café son trabajadores migrantes en sus países o en los estados vecinos y se desplazan siguiendo las cosechas del café o pasan del café a otros cultivos. Casi nunca tienen acceso a un crédito, asistencia médica o pólizas de seguros para resguardarse de la precariedad. Por lo general, los trabajadores y sus familias no tienen acceso a la educación o la asistencia médica. Su ingreso total depende del éxito de una cosecha. El sistema se ha desarrollado para garantizar una oferta de trabajo adecuada, no una oferta de remuneración adecuada para los trabajadores.

Por lo tanto, los recolectores tienen el incentivo de recolectar la mayor cantidad posible de café, tal vez introduciendo a escondidas cerezas poco o demasiado maduras para aumentar el peso o volumen de las cerezas por el que se les pagará ese día.

Los recolectores suelen saber qué aspecto tiene una cereza perfectamente madura. Trabajar en los cafetales por cientos de horas significa que probablemente sean las personas mejor informadas para saber cómo es una buena cereza. Cuando recolectan cerezas por debajo del nivel óptimo, no es por ignorancia o descuido, sino que es una respuesta racional y económica a su situación precaria. Los productores pueden evitar esto si ofrecen una gratificación por la calidad de la cosecha, en lugar de pagar solamente por la cantidad.

Recolectores de café toman un descanso en los cafetales. Crédito: Ben Weiner

Dado que muchos recolectores son trabajadores migrantes sin un trabajo seguro u otra garantía, suelen ser los primeros en sentir los efectos de los precios del café bajos. Cuando los caficultores reciben precios bajos, no pueden pagar a los recolectores un ingreso vital. Esto los obliga a desplazarse hacia las ciudades en búsqueda de trabajo. A su vez, las poblaciones urbanas vulnerables sufren aún más presiones a causa de la llegada de trabajadores rurales y podrían mudarse al norte con la esperanza de encontrar mejores oportunidades. 

El problema de la inmigración de Centroamérica a México y los Estados Unidos apareció en las noticias en los últimos años y no es difícil establecer una conexión entre estas olas de migrantes y los recientes precios de café bajos. El éxodo de migrantes de Centroamérica incluye a muchas personas afectadas directa o indirectamente por los precios volátiles del café.

Cerezas maduras en una rama en una finca en El Salvador. Crédito: Fernando Pocasangre

¿Cómo se Pueden Mejorar Las Condiciones de Los Recolectores?

En general, se reconoce que el trabajo de cosecha es uno de los gastos más altos para una finca de café, se estima que representa alrededor de un tercio de los costos anuales para un caficultor en Latinoamérica. Con la presión que se ejerce sobre los recolectores para que entreguen grandes cantidades de cerezas, es fundamental que haya confianza y respeto mutuos entre el productor y los recolectores. Algunos recolectores podrían sentirse tentados a añadir cerezas inmaduras a sus sacos, pero a su vez, algunos productores ofrecen condiciones de trabajo que dejan mucho que desear porque sus márgenes de ganancia son bajos.

Robert Patrick Murray es un productor en la Finca Majahual, en El Salvador. Él me cuenta que, “al fijar metas y objetivos comunes con nuestros colaboradores, hemos diseñado una estrategia conjunta…La finca garantizará condiciones de trabajo superiores al estándar en una operación dirigida por la comunidad siempre que nuestros colaboradores sean miembros proactivos y positivos de la comunidad Majahual. Esto permite que la operación elabore productos de alta calidad que se venden a precios más altos para generar suficiente valor y margen [de ganancia], el cual luego se puede reinvertir en la operación para que la finca pueda garantizar condiciones de trabajo superiores al estándar, etc.”.

Sacos de cerezas de café en una finca en El Salvador. Crédito: Fernando Pocasangre

Robert me cuenta que los recolectores en la Finca Majahual son tanto lugareños como trabajadores migrantes.

“La mayoría de los colaboradores permanentes viven cerca o en el lugar, en la finca”, dice. “Aquellos que aún viven en el lugar siguen un modelo tradicional en el que [la finca] se ocupa de la alimentación y se brinda alojamiento (además del salario que ganan). Este modelo solía ser muy común en gran parte de las fincas socialmente responsables en el pasado. No solamente proporcionaban alojamiento, sino que también satisfacían las necesidades educativas, nutricionales y médicas de quienes vivían en el lugar”. 

“En la actualidad, principalmente debido al costo, este modelo es muy poco frecuente. En la Finca Majahual, tenemos la suerte de poder hospedar todavía un grupo establecido de trabajadores y sus familias…[Brindamos] alimentación mediante un programa nutricional, salud por medio de una clínica en [nuestras instalaciones] y educación para los niños en una escuela en el lugar”.

“Podemos hacerlo porque creemos en el desarrollo de las personas para que alcancen su máximo potencial y porque hemos encontrado formas creativas de incorporarlo en nuestro modelo de negocio operacional/administrativo. Mientras nuestra operación se mantenga sostenible mediante las relaciones de comercio directo con nuestros socios, seguiremos asegurándonos de poder influir positivamente e inspirar a nuestros colaboradores a ser mejores y esforzarse al máximo”.

Un camión cargado con sacos de cerezas de café en una finca en El Salvador. Crédito: Fernando Pocasangre

Como sucede en la mayoría de las fincas, los recolectores tienen menos seguridad. Robert dice: “Los colaboradores temporeros trabajan en la finca durante la época de cosecha. Generalmente, son colaboradores recurrentes que llegan a la finca durante la época de cosecha y tienen la opción de recibir alojamiento y alimentación (según la disponibilidad) dependiendo de su lugar de origen. Cerca de la mitad de los colaboradores eligen quedarse en la finca para disminuir los gastos de transporte diarios”. 

Pero él dice que las buenas condiciones de trabajo son importantes en todos los aspectos y afirma: “Nosotros creemos firmemente en el hecho de que si nuestros recursos humanos están trabajando bien, gozan de buena salud, tienen la seguridad de recibir un ingreso y están motivados con un incentivo de mérito, nuestra operación y la producción resultante serán óptimas. Hemos llegado a entender que debemos involucrar nuestros desafíos colaborando con la mayoría de nuestras partes interesadas para encontrar soluciones viables donde compartimos valores”.

Sacos de cerezas de café maduras en una finca en El Salvador. Crédito: Fernando Pocasangre

Lupe Rogel es productora en la Finca Perla Negra en Ecuador. Perla Negra está ubicada a las afueras de Quito y es una de muchas pequeñas fincas familiares, así que el trabajo de cosecha está más orientado hacia la comunidad, con familias locales que se brindan mano de obra entre sí.

Lupe dice que la mano de obra se paga por día. Ella dice: “De hecho, en esta parte del país, es el mejor salario. Hablamos de aproximadamente USD 17 por día”. Los recolectores en Perla Negra deben entregar “120 libras de cerezas, rojas y brillantes”, todos los días.

Ella me cuenta: “Nosotros proporcionamos la alimentación a los recolectores para su salud, de manera que no tengan que comer comida fría” y que la finca no cosecha en los días lluviosos.

Lupe dice que es importante “hablar siempre de forma clara sobre las expectativas” y que, a su vez, los recolectores reciben un sueldo bastante bueno por sus esfuerzos.

Dos caficultores en una finca en Honduras. Crédito: Perfect Daily Grind

Involucrar a Toda La Cadena de Suministro

Los recolectores tienen uno de los trabajos más despiadados y olvidados en la cadena de suministro del café, pero su trabajo puede determinar el éxito o el fracaso de toda una cosecha. Sin embargo, en el contexto de los precios del café bajos, puede ser injusto exigir a los caficultores que ofrezcan condiciones de trabajo mejores para sus trabajadores, si el precio bajo no cubre los costos de producción.

Ben Weiner es el fundador de Gold Mountain Coffee Growers. Él dice que las fincas deben ser transparentes y dejar que los tostadores de café las visiten públicamente con frecuencia. “La transparencia conduce a discusiones importantes sobre las condiciones de trabajo y crean un incentivo para los caficultores, para que puedan garantizar que sus trabajadores reciban un buen trato”, dice.

Cuando los tostadores entienden las necesidades de los recolectores y la presión que sufren los caficultores para cumplir con estas necesidades en el contexto de márgenes cada vez más pequeños, más actores en la cadena de suministro pueden trabajar juntos para encontrar soluciones.

Ben dice: “Este tipo de colaboraciones internacionales lleva a menudo a condiciones de trabajo positivas en las fincas y los tostadores deberían exigir condiciones de trabajo excelentes en las fincas de todos sus proveedores, sin importar si compran para una tienda de café de tercera ola o una cadena internacional con miles de tiendas”.

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Traducido por Laura Fornero. Traducción editada por María José Parra.

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